CUARTA FICCIÓN


La pequeña caja de acrílico, parecida en su forma a la que protege la urna en el fastuoso y  casi traidor mausoleo erigido por la dictadura cívico-militar, contiene tierra proveniente de San Isidro Labrador de Curuguaty. Perdida villa donde fuese confinado durante su largo exilio paraguayo por el dictador Gaspar Rodríguez de Francia. La cajita, ofreciendo su sencilla y tímida dimensión, aparece sobre un pomposo almohadón en la misma tela y el mismo galón dorado que ostenta el camastro-ataúd donde reposa un Artigas fracturado. Una vez más, la ficción juega con la ambivalencia del contraste. Lo mínimo, lo casi inadvertido, subrayado por la petulante fuerza de las apariencias, de la solemne e insubstancial sacralización. Dentro de la tierra, mirando con detenimiento, puede verse una diminuta raicita. Un nuevo comenzar para la ficción prodigiosa y suprema. La frágil, ardua e inconstante ficción de la vida.


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